El asesinato como manera de escape. Eso es lo que todos hemos pensado en algún momento sobre la motivación oculta en un caso tan mediático como el de Daniel Sancho. El abogado del hijo de Rodolfo Sancho planteaba así la defensa para la tragedia vivida en la isla de Kho Phangan en Tailandia. Esta acabó de la peor forma, con el asesinato y posterior desmembramiento de Edwin Arrieta que fue tildado de “opresor y dueño de la jaula de cristal” en la que habría vivido Sancho como “su joven amante a sueldo”. Y es que si algo tenemos claro como receptores de lo mediático de esta noticia es que no podemos dejar de plantearnos la siguiente cuestión ante un crimen de estas características.

¿Qué pudo llevar a una persona como Daniel Sancho a cometer una atrocidad como el asesinato y desmembramiento de una persona si él no había evidenciado ningún comportamiento criminal previo? El hecho de que el autor confeso del crimen fuera un hombre tan joven y atractivo, sin ningún tipo de desorden mental diagnosticado es lo que más ha llamado la atención. Que tampoco tuviera antecedentes o vínculos con actividades criminales previas también es llamativo. Pero el que fuera un hombre que presumía de una vida social muy activa, sin ningún comportamiento antisocial o desordenado y acabase descuartizando al cirujano colombiano, hace que nos replanteemos qué es lo que puso pasar por su mente para llevar a cabo semejante acto.

José Jiménez Planelles, criminalista forense, nos explica qué se oculta detrás de "la vergüenza" de Daniel Sancho  

En SEMANA hemos querido saber un poco más sobre la principal motivación de la que se ha especulado durante meses: la vergüenza de Daniel Sancho. Una vergüenza de que se conociera exactamente qué tipo de relación mantenía con Edwin Arrieta, una relación homosexual y de poder en el que el dinero que el cirujano ingresaba en las cuentas del hijo de actor habría jugado un papel estrella.

Muchos son que han puesto el foco en la consecuencia directa de un acto de esa naturaleza: la de ser la "única manera" o "una manera última y definitiva de solucionar un problema que le tenía angustiado", tal y como comentaba el catedrático de Criminología de la Universidad de Valencia, Vicente Garrido Genovés en el pódcast del medio 'ABC' que hizo un análisis del caso.

El criminalista forense José Jiménez Planelles explicando los tipos de armas usadas para un descuartizamiento de estas características

El criminalista forense José Jiménez Planelles explicando los tipos de armas usadas para un descuartizamiento de estas características.

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El experto José Jiménez Planelles ha opinado sobre esta idea del asesinato por vergüenza: "Es posible y se puede dar porque por la vergüenza y la humillación las personas cometen las mayores atrocidades. En este caso no creo que fuera tanto la vergüenza, pues es una persona que ha nacido entre actores en un sistema dónde la homosexualidad está aceptada y normalizada" reflexiona sobre cómo habría evitado Daniel Sancho con este crimen que alguien de su entorno supiera lo que había estado pasando con su "supuesto socio" colombiano.

Cómo repercute la aceptación de la homosexualidad en Daniel Sancho 

"Bien es cierto que, desde el punto de vista de la ciencia forense, desde que vivíamos en cuevas hasta nuestros días hemos visto casos de gente que ha matado de forma premeditada por humillación, miedo, celos o vergüenza. Algunos incluso se han llegado a quitar la vida porque no se ven capaces de eliminar a la persona que causa su vergüenza o incluso porque así creen hacer más daño a esta", ha opinado el experto.

Daniel Sancho llevaba por bandera su vida como hombre heterosexual y exitoso

Daniel Sancho llevaba por bandera su vida como hombre heterosexual y exitoso

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"Yo pienso que se debe entender este caso atendiendo a cómo repercute la aceptación de la homosexualidad en ambos. Y cuál es el tipo de relación que se estableció entre la víctima y el asesino. ¿Es amor? ¿Es odio? Ambas son compatibles al mismo tiempo, tú puedes cuidar de alguien con ese componente de infantilismo con el que cuidaríamos a un niño y luego ser capaz de cometer un crimen contra esta persona. Así lo vemos en casos de parricidio como el de Mahón, en el que tenemos el caso de una madre que arrebató la vida a su hijo para que su nueva pareja no supiera que tenía niños. Un crimen por evitar la vergüenza", reflexiona el criminalista sobre este miedo o más bien terror que sintió Daniel Sancho a que Edwin Arrieta se mudase a España y contase a sus allegados que clase de relación habían tenido ambos.

¿Cuál es la emoción de origen que lleva a una persona a cometer dicho crimen?

"El reto, creer en su inteligencia, pensar que saldrá bien. Realmente él sí sabe que es horrible lo que ha hecho, él ha visto los ojos de un hombre al que se le va la vida, le ha visto pasar de estar vivo a estar inerte. Una persona reducida a un cuerpo. Trocearlo y ver cada parte interna tiene un componente más propio de un cazador, las piezas que sujeta de su presa. Sentir el miedo y a la vez la fuerza de haber podido ganar en el cuerpo a cuerpo, la superioridad del vencedor sobre el vencido, el poder de la bestia sobre la víctima", nos ha explicado José Jiménez Planelles sobre las emociones más primarias que se desatan en la mente de un asesino cuando ya ha cometido el crimen.

Daniel Sancho en Tailandia en una foto de archivo

Daniel Sancho en Tailandia, antes de ingresar en prisión.

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¿Por qué habría sido capaz de descuartizar a su víctima?

"La búsqueda final es la eliminación del hecho, del pecado, de la atrocidad, borrar todo aquello que te vincula con semejante acto de barbarie. Incluso decirse a uno mismo que nunca ha pasado y autoexculparse.  Desatar la furia, culpando a la víctima de los actos que uno mismo ha cometido, condenándose de por vida. Una furia que solo los soldados en combate cuerpo a cuerpo experimentan, estos que por salvar su vida acaban con la del enemigo cuchillo en mano", nos relata para SEMANA Planelles, criminalista forense experto en este tipo de casos cruentos.

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"O incluso atendiendo a la mente con una sociopatía previa, hablaríamos del ego, el poder o el narcisismo que cuando no puede manipular más, cuando no puede conseguir su objetivo, explota en un acto de violencia extrema", zanja explicando como a veces las emociones son capaces de llevarnos a algo tan extremo como el desmembramiento —con todo lo que conlleva nivel esfuerzo físico y mental— de un cuerpo", opina en su análisis exhaustivo de la naturaleza de la conducta de Daniel Sancho.