Sabemos que pasamos, aproximadamente, un tercio de nuestra vida durmiendo. Es en esta etapa donde se producen esas escenas que nos hacen creer que estamos viviendo una historia real, siendo al despertar, cuando verdaderamente nos damos cuenta que ha sido una simulación.

Las preguntas que nos hacemos son: ¿por qué y para qué vivo tal o cúal situación representada en un sueño? ¿qué significado tiene?

En esta serie intentaremos aportar algo de luz a este misterioso hecho, tan común en nuestro sueño nocturno.

Los sueños siempre han sido motivo de búsqueda del sentido de la vida y de liberación por diferentes culturas. Todas parece que tienen en común que saben que son mensajes transmitidos a la mente desde planos más elevados de conciencia. Los antiguos sabían que eran una fuente de conocimiento, y las personas acudían a sabios para que les interpretaran los sueños que habían vivido durante la noche. Los visionarios y científicos utilizaban los sueños para resolver dudas o recibir inspiración creativa ante un reto que debían solucionar, etc.

En una época más moderna en occidente, fue el psiquiatra Sigmund Freud quien encontró un nuevo significado de los sueños. Concluyó que los sueños son el reflejo de conflictos internos que claman ser resueltos, cuya información se encuentra en el inconsciente, originándose en la infancia. Por último,  nace la teoría de otro gran especialista discípulo de Freud, el gran Carl Gustav Jung, quien concluyó que los sueños son también mensajes que transmite el inconsciente colectivo. Esos mensajes se transmiten a través de símbolos universales a los que llamó “arquetipos”, y son comunes a toda la humanidad. Según él, con el trabajo con estos símbolos podemos autoconocernos más y aprovechar para enfocarnos en aquellos aspectos de nuestra vida que deben ser mejorados o resueltos.

Gracias al conocimiento que hay hoy en día sobre los sueños, sabemos que existen varios tipos de sueños: desde los más reveladores sobre los secretos personales más ocultos, hasta las llamadas pesadillas, que son parte de esa sombra a la que hacíamos referencia en anteriores artículos. Las pesadillas nos piden que resolvamos los conflictos que reflejan sus escenas.

Se sabe que durante el sueño, nuestra conciencia se amplía y se conecta con la información almacenada en el inconsciente. En él, el pasado, el futuro (sueños premonitorios) y el presente se comunican y dan paso a la comunicación de la que podemos acordarnos al despertar. Durante la noche existen cinco fases del sueño que pasamos a describir brevemente para entender en donde encaja la parte en la que soñamos y nos conectamos con la información contenida.

Fase I: Es la fase más ligera. Se produce justo al final de la vigilia justo antes de entrar en el sueño, al sentir somnolencia y cerrar los ojos.

Fase II: Es la siguiente fase, en la que las ondas cerebrales son un poco más lentas y el sueño sigue siendo superficial.

Fase III: Es una fase en la que las ondas son más lentas y el sueño es más profundo.

Fase IV: Es una fase que aparece 45 minutos después de empezar el sueño. Se considera sueño produndo y se caracteriza por ser de produnda relajación, descenso de la presión arterial, de la temperatura corporal y del ritmo de la respiración.

Fase V: Es la fase en la que se produce el conocido sueño REM ( movimiento rápido de los ojos), y que indica que es la fase en la que se tienen los sueños. Esta fase se combina de forma cíclica con etapas de sueño que no son REM.

El sueño REM es de gran importancia, ya que, al combinar periodos de profundidad con otros más superficiales, hace que podamos recordar los sueños perfectamente cuando nos despertamos en esta fase. Se han hecho experimentos a personas a las que se les despertaba durante varios días cuando entraban en sueño REM. Se comprobó que estas personas tenían más inestabilidad emocional, cansancio y desorientaciones; así que se concluyó que el sueño REM era imprescindible para ayudar a reponerse energéticamente, sanar procesos emocionales y mentales, etc.

Otra gran pregunta que nos hacemos es por qué no recordamos siempre los sueños. Algunas noches es así, otras no. Esto es debido, principalmente, a que los sueños que recordamos se producen en las fases últimas antes de despertarnos. No influye la hora, sino la fase en la que se producen y el momento en que nos despertamos. Lo que es importante, es poder disfrutar de suficientes horas de sueño durante la noche. Se ha comprobado que hay personas que necesitan entre siete y ocho horas diarias para sentirse en plenas facultades mentales, emocionales y físicas. A la vez que se ha comprobado que la ingesta de drogas, alcohol o pastillas para dormir, pueden ayudar a dormir pero dificultando el proceso de sueño REM, con lo que lleva a experimentar los síntomas anteriores.

Una vez que los recordamos, llega el momento de su interpretación. Esa es la base y el sentido que tienen los sueños que, desde planos más elevados donde se encuentra nuestro inconsciente, nos llegan en el momento propicio. Sobre su interpretación y las maneras a las que podemos acceder a ellos con más facilidad, hablaremos en el siguiente artículo de Terapia Transpersonal.

Para terminar, quiero nombrar una frase del gran Carl Jung:

“El sueño es el teatro en el que la persona que sueña es el escenario, al actor, el director y el público”.

Escrito por: Pablo Ruiz Bellverser. Terapeuta Transpersonal Terapeuta Transpersonal y Emocional. Maestro de Cábala y Consultor del Árbol de la Vida personal. (clic aquí)

Info: dufresne12 @hotmail.com