Un bajón previsible

Me he venido abajo después del subidón de anoche. Un insuperable tour de force ante el cual poco o nada podía hacer el estilismo inmediatamente posterior al vestido rayado de Nina Ricci. Anoche nos dimos una vuelta por la galaxia, y esta tarde hemos aterrizado en el Palacio Real, donde los Reyes se han reunido con el Patronato de la Fundación Princesa de Asturias.

Y allí Letizia apartó su modelo estratosférico, los brillos y los ahumados, para mostrarse más terrenal, más normal. Eso sí, sin perder algún puntito de estilo. Volvió a sacar sus pantalones grises de pernera ancha, los Katharine Hepburn, como los llamo yo, de Carolina Herrera, junto a los zapatos de tela de Uterqüe de tacón medio con los que los estrenó recientemente en una audiencia en La Zarzuela.

Lo mejor está en la parte superior gracias a esta chaquetita de terciopelo burdeos de Felipe Varela, de aire retro, un poco 70's, cortita, algo entallada y con solapa ancha, que me parece una monada, y que merecería muchos más elogios con otra combinación (Ellie comenta que la llevó en Berlín en 2008. ¡gran recuperación de su vestidor!).

Al menos no cuaja del todo con ese top con rayas cruzadas de Hugo Boss marsala (también lo tiene en nude), y desde luego no puesto por fuera del pantalón, un gesto que le quita la gracia de la cinturilla alta. La cartera de piel de Acosta redondea el binomio general en gris-burdeos. Igual romper con otro color en este complemento hubiera estado bien.

Y poco más. Letizia tenía el pelo bonito, liso, bien peinado, con las puntas un poco hacia fuera, y un maquillaje suave que supongo que le ha hecho descansar después del exceso sofisticado de la gala de ayer. Siempre pienso en el sufrimiento de desmaquillar todo el potingue de los ojos...

De hoy me quedo con la chaqueta, otra incorporación tendencia de la temporada, que es el terciopelo, y que anticipa un poco los looks de fiesta. Bien, correcta... Tampoco todos los días va a haber fuegos artificiales... Me entendéis, ¿no?