Tras haberle dado una nueva oportunidad a su relación, Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya no se esconden y se dejan ver en público para demostrar cómo gritan su amor a los cuatro vientos. Después de una escapada al Polo Norte, la pareja ha vuelto a tener citas románticas por Madrid. Este fin de semana, la hija de Isabel Preysler y el empresario han hecho un viaje a "los años 20".

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Tamara Falcó e Íñigo Onieva retoman sus citas románticas y salen a cenar a un exclusivo restaurante

Hemos podido ver a Tamara Falcó e Íñigo Onieva de lo más enamorados en su viaje a los años 20. En concreto, la pareja ha vivido una experiencia de lujo en divertida fiesta temática inspirada en esa década y han compartido con todos algunas imágenes de la agradable velada de la que han disfrutado. El empresario se ha mostrado muy pendiente de la hija de Isabel Preysler y ha inmortalizado los mejores momentos de su cita en la que no ha faltado la música en directo a cargo de una banda clásica con bailarinas.

Tamara Falcó ha lucido un un look inspirado en la época dorada de Hollywood y apostaba por un vestido largo de color naranja oscuro y un turbante blanco propio para la ocasión que iba a juego con su abrigo. Por su parte, a Iñigo Onieva podíamos verle con un traje gris, camisa azul claro y un chaleco. En esta noche, el empresario se ha convertido en el perfecto fotógrafo de la hija de Isabel Preysler, quien no dudaba en posar para él con una sonrisa con la que deja patente que están en el mejor momento de su relación.

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Quiere apostarlo todo por su amor por Íñigo Onieva

Antes de tomarse las uvas y despedir el 2022, Tamara Falcó reflexionó y tomó la decisión de volver a darle una oportunidad a Íñigo Onieva puesto que había notado un cambio en él. Su madre no estaba muy convencida con la idea y le advirtió recordándole que "la gente no cambia". Sin embargo, no siguió sus consejos puesto que ella misma se dio cuenta que ella sí había cambiado a lo largo de los altos. "Creo que la gente cambia. Pensé que tenía dos opciones. O ver qué pasa o quedarme con la duda. Así que dije, voy a intentarlo", llegó a pensar. Y así fue. Ahora, con la mente puesta en su boda, la hija de Isabel Preysler vive el momento y disfruta de su pareja y ambos están dispuestos a demostrar que las segundas partes sí pueden ser buenas.