El viaje de Omar Montes a Qatar no ha resultado lo idílico que esperaban el cantante y su equipo. Mientras muchos artistas se han negado a asociar su imagen al Mundial de Qatar, ya que se trata un país que no respeta los derechos humanos ni las libertad sexual, el de Pan Bendito accedió a participar en el evento. Lo que nunca imaginó es que su grito a todo pulmón apelando por la libertad sexual y el amor libre tendría tan graves consecuencias. Él mismo ha contado lo que le ha sucedido nada más aterrizar en el aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez. "Después de la muerte que me han dado no me apetece hablar. Me han tenido encerrado horas", ha empezado diciendo. Y es que el revuelo que se armó tras su gesto fue tal que tuvo dificultades para salir del país: "Estuve en un almacén dos o tres horas a oscuras con una ansiedad que te cagas".

Omar Montes (1)

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Vídeo: Europa Press

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El cantante ha explicado que hizo un alegato a favor del amor libre: "Lo he hecho porque me apetecía, me salía del corazón, pero no me esperaba todo esto. No me esperaba el lío tan grande que ha pasado ni mucho menos. Me salió del alma, me apetecía decirlo... A mí al final me pasan las cosas por tonto, soy como Forrest Gump, que me siento en un sitio, veo que me van pasando las cosas".

A Omar Montes le recomendaron que, por su seguridad, no se moviera de un lugar

Montes asegura que fue retenido en Qatar tras su mensaje reivindicativo al finalizar su actuación: "Voy a contar algo muy breve porque me tengo que ir. Yo estaba en un hotel tres días y el muchacho de allí nos estaba echando una mano con todo para comprarnos las chilabas, comer en los sitios, coger los coches, para todo. Termino de cantar y le llama Nael, le llamé y le dice que aquí no vengáis al hotel que han venido unos muchachos raros preguntando por vosotros y yo, cómo era amigo nuestro, he tenido que decirle la habitación donde estaba. Me dijo que me informaba de eso porque le había caído muy bien, que éramos buenas personas de España. Os habéis portado muy bien conmigo y no quiero que haya problemas. Nos dijo que hiciésemos tiempo, que no fuésemos al hotel todavía y nos fuimos a comprar algo. Y a las pocas horas nos vuelve a llamar y le dice que podíamos ir ya, que no había ningún problema".

Vídeo: Instagram

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La cosa empezó a complicarse cuando su contacto en el país les dice: "No puedo fiarme de nada, veniros aquí si queréis un momento". Entonces, Omar Montes decidió ocultarse en un salón del hotel en el que se alojaban. Y ahí comenzó una pesadilla: "Yo me fui a un almacén que tenían dentro del hotel y me dicen que no me vaya a la habitación porque yo he tenido que decir la habitación que está y él tampoco quería problemas... Me dijo que había venido personas preguntando por mí y me dijo, ¿tú confías en mí? Me dijo: 'Hasta que no venga el transfer no te muevas de aquí porque no puedo garantizar tu bienestar. Y dije, bueno".

"Estuve en el almacén dos o tres horas a oscuras con una ansiedad que te cagas", recuerda Omar Montes"

"Me llevó a un almacén ahí dos o tres horas y me dice que hasta que no viniese el coche que no saliese de ahí porque no me podía asegurar mi bienestar", continuaba. No pudo subir a su habitación a hacer su maleta y recoger sus cosas: "Mi amigo Tamir recogió todo. Me recogieron todo, todo perfecto y a la que viene el transfer, yo estaba rayado diciendo a ver si es verdad que va a pasar algo. No sé cuántas horas me tiré solo allí. Estuve en el almacén dos o tres horas a oscuras con una ansiedad que te cagas".

"Lo primero que hice cuando me metieron en el almacén es enseñarme un tuit diciendo que una persona, por la mitad que yo, lo han cogido entre tres o cuatro personas. No sé si os habéis enterado, pero había un muchacho que llevaba una camiseta de 'amor a las mujeres' o algo así. Yo no tenía mucho internet. Cuando cogía el wifi vi todo lo que estaba pasando, pero me enseñó el tuit y me dijo que por la mitad se estaba liando. Me dijo que no hiciese el tonto y no saliese del almacén porque no era una broma. Cuando llegó el coche me fui, yo a mi rollo andando... Me puse mi capucha, tiré hacia adelante y fui pasando los controles. Como allí al final no soy tan conocido pude pasar, pero llega a ser aquí y no sé. Gracias a Dios mi cara allí es más desconocida y me he podido escapar", concluía. "Ya os contaré mejor, me duele la cabeza y no he dormido nada. Estoy fatal". Por último, ha zanjado: "A mí nadie me puede censurar ni decirme lo que tengo que decir o no decir".