El programa 'Sálvame' ha querido analizar el difícil papel que tienen los humoristas cuando deben subirse a un escenario para hacer reír a los demás mientras ellos sólo sienten tristeza.

Porque los humoristas también viven dramas en sus vidas, como todo el mundo, pero en su profesión deben tragarse las lágrimas y olvidarse de su drama personal para subirse al escenario.

Paz Padilla se ha convertido entonces en la protagonista, al contar el primera persona una experiencia de este tipo.

La presentadora ha recordado el doloroso momento en el que su marido le dijo que ya no la quería y que se quería divorciar: "Yo tenía que subirme a un escenario en Valencia y sentía que no podía. Yo sólo lloraba y lloraba y lloraba", ha comenzado relatando Paz.

¿Cómo consiguió superar este trauma? ¿Cuál fue su cura? Ella misma lo ha relatado.

El drama de muchos humoristas tras el foco

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'Sálvame' quiso mostrar la cara más oculta de los humoristas, que hacen reír sobre los escenarios pero que sufren tragedias, como todos, en su vida personal. La muerte de la mujer de Chiquito fue uno de los temas tratados al respecto.

Paz se emociona al ver a Chiquito

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Paz no puede reprimir las lágrimas al ver la imagen de Chiquito y revela lo duro que es a veces ser humorista cuando uno está triste. Ella misma comienza, entonces, a recordar uno de los episodios más dolorosos de su vida: su divorcio.

“A veces es muy duro”

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"La vuelta al escenario y sentir el reconocimiento del público es maravilloso pero a veces es muy duro.  Aquí no está reconocido el trabajo del humorista como en otros países como EEUU o en Inglaterra, donde ser humorista significa que eres considerado una persona inteligente, con doble sentido…”.

“Yo lloraba y lloraba y lloraba”

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"Es verdad que a veces es duro ser humorista. Yo recuerdo cuando mi marido me había dejado hace dos días y yo me fui a Valencia y yo no podía subirme al escenario. Yo lloraba y lloraba y lloraba. Recuerdo que yo le decía a mi manager: ‘Estoy bien, estoy bien’. Él me preguntaba, ‘¿pero estás bien?’, y yo le decía que sí. Me secaba las lágrimas, se abría el telón y a mí se me olvidaba".

“Mi psicólogo fue el público”

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"En el escenario ya no era la divorciada, era Paz Padilla sobre el escenario. Recibía aplausos y luego me iba otra vez a llorar. Mi psicólogo fueron los aplausos del público. Porque yo me bajaba del escenario y pensaba: ‘A mí el público me quiere. Mi marido no me quiere, pero el  público sí’.