En la Casa Blanca la tensión se corta con cuchillo de sierra. La relación entre el presidente, Donald Trump, y su esposa, Melania Trump, ha dado sonados titulares en los últimos meses y no precisamente por la complicidad que muestran en sus apariciones públicas, sino por todo lo contrario. Los desaires de uno hacia otro son cada vez más constantes, pero no dejan de causar estupor en la opinión pública, como así acaba de suceder una vez más.

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Con motivo de la visita del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte, el matrimonio presidencial ha vuelto ha provocar la nota de color más comentada en las redes sociales. Donald Trump trataba de cogerle la mano a su mujer ante la llegada de sus invitados. Sin embargo, la primera dama Melania Trump trató de hacerse la despistada ante las constantes señas de su marido para que le agarrase la mano y ofrecer así una estampa de unidad ante la difícil reunión que se traían entre manos.

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Tras un disimulado forcejeo de señas y desquites, Melania Trump finalmente ha cedido, dándole la mano a su marido y aguantando con aplomo algo que, a juzgar por su pasado, no le debe gustar demasiado. Este nuevo desaire se suma a una larga lista de plantones, empujones, manotazos, risas forzadas y malas caras que desde hace unos meses ha alimentado el rumor de que entre ellos no reina especialmente el buen rollito.