Felipe y Matilde de Bélgica, felices y muy unidos en tiempos turbulentos para otras casas reinantes europeas, están disfrutando de un periodo de estabilidad institucional y matrimonial, después de los rumores con tintes escandalosos que intentaron enturbiar a la pareja, poco antes de SU ACCESO AL TRONO el pasado mes de julio.
El libro ‘Cuestiones reales’ provocó un auténtico tsunami en el Gotha y entre los ciudadanos belgas, cuando el periodista Frédéric Deborsu, su autor, puso en la diana al todavía príncipe heredero asegurando que Felipe de Bélgica habría mantenido, antes de casarse con Matilde en 1999, una intensa relación con el conde Thomas de Marchant, pero que “tuvo que ceder a la presión de su padre y casarse con Matilde d’Udekem: ‘O te casas, o nunca serás rey’, le dijo Alberto II a su hijo”... Con o sin últimatum, lo cierto es que el matrimonio de Matilde y Felipe es todo un éxito y un ejemplo de discreción y estabilidad, dentro y fuera de sus fronteras, donde son recibidos con todos los honores y la reina de los belgas sigue ascendiendo peldaños en EL TOP DE LA NUEVA GENERACIÓN DE LOS ROYAL, donde se sitúa muy cerca de la siempre carismática y espontánea Máxima de Holanda, su homónima de los Países Bajos.

Matilde de Bélgica, junto a su marido el rey en la foto,  conversa animadamente con la periodista Daniela Schadt, compañera sentimental del presidente alemán desde 2000, que recibe el tratamiento de primera dama en los medios de comunicación y actos oficiales, con el visto bueno de la siempre poderosa canciller alemana, Angela Merkel.