Los recortes llegan a las familias reales europeas: Alberto de Bélgica y Beatriz de Holanda, los primeros afectados
En Bruselas aún no se han apagado los ecos de la polémica suscitada por la para algunos incomprensible reacción del rey Alberto (conserva su título de rey aunque abdicó en su hijo el 21 de julio de 2013), que ha puesto el grito en el cielo después de que su asignación anual se viera recortada en casi 200.000 euros, del más del millón cien mil euros que venía recibiendo a los 920.000 aproximadamente que percibe desde este año.
El monarca, de 79 años, no oculta su enfado, se queja de no poder hacer frente a sus gastos y se muestra dolido por lo que considera un agravio... La primera consecuencia ha afectado al castillo de Fenffe, situado en las Ardenas. Según la prensa belga, Alberto y su esposa, la reina Paola, habrían decidido dejar de usar esta propiedad al no poder hacer frente a los gastos de mantenimiento, y al no poder venderla, posiblemente la alquilen para obtener un sobresueldo: «Fenffe es un terreno inmenso que supone un gasto importante con sus jardines y su personal. El matrimonio adquiriórecientemente una casa que es más del gusto de Paola», dice Pierre De Vuyst, especialista en Casas Reales del mencionado periódico.
Las cosas han llegado a un punto que el enfado de Alberto podría haber dado paso a una depresión, lo que no ha impedido a los humoristas belgas aprovechar la ocasión para parodiar la «precaria» situación de su anterior rey.
Algunos periódicos belgas, además, aseguraban hace unos días que Alberto y Paola reducirán al máximo su agenda oficial como protesta por su reducción de sueldo. Este punto, sin embargo, no tardó en ser desmentido por un portavoz de la Casa Real belga, que afirmó que la única motivación de Alberto sería ocupar un segundo plano para dejar todo el protagonismo a los actuales reyes de los belgas, Felipe y Matilde.
Beatriz de Holanda, que dejó el trono en abril de 2013, ya se ha trasladado a su residencia favorita: el castillo de Drankensteyn.
Menos dramáticas se ven las cosas en Holanda. Allí, la princesa Beatriz, que abdicó en su hijo Guillermo Alejandro el 30 de abril de 2013, también ha «sufrido» recortes en su sueldo. Cuando era jefa del Estado, recibía 5 millones de euros, y ahora que es princesa, su asignación ha sido rebajada hasta 1,4 millones de euros, libres de impuestos.
Además, Beatriz, que no para de recibir homenajes por parte de su pueblo desde que dejó el trono, ha cambiado su residencia del palacio de Huis ten Bosch, donde dentro de poco se instalarán los reyes Guillermo y Máxima con sus hijas, al castillo de Drankensteyn, situado en el centro de Holanda y al que considera su verdadero hogar.
Allí se instaló con su esposo, el recordado príncipe Claus de Holanda, fallecido en 2002, allí crió a sus tres hijos, los príncipes Guillermo Alejandro, Constantino y Friso, y allí está enterrado desde agosto este último, muerto tras sufrir un accidente de esquí en Austria.