Desde que se diera a conocer con su papel de Gato en la afamada serie 'Nada es para siempre', Daniel Diges no ha dejado de encadenar un proyecto con otro. Muchos lo conocen por su famosa canción de 'Algo pequeñito' en Eurovisión; otros por su éxito en los grandes musicales de nuestro país; y otros por sus series de televisión… Pero en SEMANA también queremos que se conozca su parte más íntima.

Casado con Alejandra desde hace más de 16 años y papá de dos hijos, Galileo y Eliot, nuestro protagonista nos descubre su faceta más tierna cuando nos habla del autismo de su hijo pequeño, un “ángel caído del cielo”, como él asegura, que ha venido a la tierra a hacerlo más feliz. El artista procura disfrutar al máximo de los suyos, aunque no descuida su carrera. Ahora ha vuelto a los escenarios con el musical Kinky Boots, en el Teatro Calderón de Madrid.

Daniel, ¿eres un artista muy de estar por casa?

Mucho. De hecho, los dos años que estuve viviendo en América para hacer Los Miserables lo pasé mal porque necesitaba mi casa, necesitaba ver a mis padres, necesitaba mi ciudad. Soy muy de vivir en el mismo lugar siempre y soy bastante rutinario. Me gusta eso. Además, los niños eran muy pequeños, pero bueno, también son cosas que te pone la vida por algo.

Me has dicho que eres bueno en la cocina. Yo creía que se te daba mal...

(Se ríe) Me encanta cocinar. No cocino mucho, pero cuando cocino, cocino muy bien. Soy de estos que ven todos los programas de Arguiñano.

Daniel Diges posado
© Joan Crisol.

¿Y qué tipo de padre te consideras?

Uno bastante cariñoso y, aunque quede mal decirlo, muy amigote de mis hijos. Hay gente que dice que mi hijo Galileo y yo parecemos hermanos (se ríe). Eso sí, cuando tengo que regañar, regaño. Me gusta mucho estar con mis hijos, con mi mujer y en mi casa. Me gusta mucho la casa.

¿Es cierto que le pusiste a tu hijo el nombre de Galileo porque fue ese el teatro en el que conociste a tu mujer?

Es cierto. Siempre que entro en ese teatro me acuerdo de mi chica, de dónde se sentaba Galileo cuando era más pequeñín… Se me remueven muchísimas cosas. Ese teatro es como mi casa. Allí también estrené Algo pequeñito.

Y ahora tu hijo también canta contigo.

¡Sí! Canta conmigo en mi espectáculo, porque es un artista. Sale guapísimo y todo el mundo lo comienza a aplaudir como si fuera la estrella. Imagínate el orgullo que siento como padre. Es un ‘bicho’. Estoy muy orgulloso de él y por supuesto también de mi hijo Eliot.

Eliot, el menor, tiene autismo y siempre tiendes a hablar de ello en público para que todo el mundo conozca de cerca este tipo de trastorno.

Es algo que hay que explicar muy bien a la gente y normalizarlo. Yo siempre comparo el mensaje con el de gente que padece síndrome de Down pero, sobre todo, hago hincapié en el autismo, porque el autismo, parece que a primera vista no se aprecia. Hay gente que incluso dice que son niños maleducados. De repente tú estás con ellos en un centro comercial y el niño se pone a llorar porque le entra una crisis nerviosa y la gente no lo entiende. Esa es siempre su primera impresión. A esas personas hay que decirles que el niño es una persona especial. No es ni mejor ni peor que tú, pero puede ser incluso mejor que tú.

Daniel Diges posado
© Joan Crisol.

No puedes evitar que se te iluminen los ojos...

Yo siempre digo que son seres caídos del cielo. Son angelitos. Elliot es un ángel que nos está enseñando mucho a mi mujer y a mí. Viendo dibujos ha aprendido a multiplicar, pero a un nivel que no te puedes ni imaginar.

¿Y cómo se llevan los hermanos entre ellos?

Regular. Elliot es más reposado. Le gusta mucho su iPad, la tele, jugar tranquilo... y el otro es totalmente diferente. A Galileo le notas la energía a tres metros y se le tensa el cuerpo de lo nervioso que es.

¿Has cerrado la ‘fábrica’ de hacer bebés?

Por supuesto. Creo que ya tenemos bastante jarana con estos dos.

¿Cómo recuerdas tu participación en Eurovisión?

Pues yo ahora la hubiera vivido más tranquilo. A mí a veces la repercusión mediática me superaba un poco. Al igual que había gente a la que le gustaba la canción, había otros que me ponían a parir y me amenazaban de muerte. Y eso que en esa época no existía apenas el acoso en redes. No existía ese término.

Ahora estás con 'Kinky Boots'. ¿Por qué recomiendas al público que vaya a verla?

Porque si no es el mejor musical, puede que sea uno de los mejores. Este personaje actoralmente es lo más completo que he hecho en mi vida. La línea dramática del personaje es alucinante porque, además, al principio es muy inseguro, muy incrédulo y después se convierte en alguien terrible. Ha habido veces en que el público me ha llegado a insultar.

¿Me podrías definir a tu personaje?

Es un tío muy inseguro, pero muy inteligente. Consigue dar la vuelta a la tortilla y una fábrica que se va a ir al garete la convierte en la primera fábrica para zapatos de drag transgénero, pero al final le entran muchas frustraciones, se queda sin dinero y es ahí cuando pasa de bueno a ser odiado por el público.

Daniel Diges posado
© Joan Crisol.

¿Y qué estás aprendiendo con esta obra tú personalmente?

Pues que hay que ser valiente en la vida. Yo siempre lo he sido también, pero he tenido épocas de crisis. Siempre digo que uno de los momentos más importantes en mi vida fue cuando tuve una época de más de dos años y pico sin trabajar. Una época de crisis en la que empecé a componer, monté un grupo, empecé a cantar, tocaba el piano y ahí fue cuando me cogió Nacho Cano para cantar y no paré de trabajar y encontré mi nicho en el mercado.

¿Cómo son esas épocas... y cómo las superas?

Son durísimas. Se gestionan mal. Yo creo mucho en las energías, soy muy de meditar y de sentirme muy conectado con mi ser superior y hacer mucha meditación de aura.

Con todo lo que has trabajado desde años, ¿tienes para vivir tranquilamente?

Ahora estoy tranquilo, vivo mi vida. He creado mi empresa porque no quise volver a sentirme igual que hasta entonces. También tengo una mujer que es muy pilas. Nos hemos juntado dos que para qué contarte…

Ya son dieciséis años con tu esposa. ¿Algún secreto?

Para mí es mi alma gemela, mi compañera, mi socia, mi equipo. Nosotros podemos tener momentos de puntos de subida y de bajada, pero vamos, como todas las parejas.