Michelle Obama siempre pasará a la historia reciente por haber sido la primera dama de los Estados Unidos, al estar casada con el expresidente Barak Obama. Se la presupone una vida de lujos y sin demasiadas preocupaciones, dado que tiene la vida solucionada y tan solo debe pensar en cómo aprovechar el tiempo libre y el ingente sueldo que recibe por su labor institucional. Pese a ello, ella no es feliz. O al menos no se ve con fuerzas para ver cómo la suerte le sonríe, tal y como ha confesado ella misma al hablar de la depresión que padece. Pese al susto inicial al desvelar que está hundida en la tristeza, Michelle Obama ha querido matizar que su depresión es de bajo grado y que ha venido provocada por la situación de ansiedad derivada por el confinamiento y las alarmantes noticias sobre el coronavirus en el mundo. Algo que no le ha dejado descansar tranquila y la mantiene con las emociones a flor de piel.

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Los males que han hundido a Michelle Obama en la tristeza no solo se reducen a la delicada situación que atraviesa los Estados Unidos por el avance del coronavirus entre sus fronteras. También siente desesperación al ver las protestas recorriendo las calles de las grandes ciudades reclamando un trato digno e igualitario hacia los negros, especialmente por parte de la policía, que ya ha matado a varios jóvenes negros en lo que va de año de manera indiscriminada y sin justificación alguna. Tampoco le gusta cómo el sucesor de su marido, Donald Trump, está gestionando la Administración del país en tiempos de crisis y en su mente tan solo caben ahora pensamientos negativos, casi apocalípticos.

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Estoy notando que simplemente no me siento bien. Son sentimientos comunes por todos nosotros, que estamos lidiando con una pandemia global y con las protestas generalizadas. Sé que estoy lidiando con alguna forma de depresión de bajo grado. No solo por la cuarentena, sino por la lucha racial y por ver la hipocresía de este Gobierno”, se queja Michelle Obama en una entrevista concedida a la periodista Michelle Norris en su podcast.

Las consecuencias nocivas de la depresión de Michelle Obama

El bajo estado de ánimo está pasando factura a Michelle Obama. No solo se siente sin ganas de hacer acciones rutinarias de su día a día, sino que también ha visto como la depresión está haciendo mella en ella en forma de alteraciones del sueño. Un bucle que agrava su percepción negativa de la situación del mundo y que agrava cada vez más su estado psicológico. Ahora, la mujer del expresidente estadounidense trata de recomponerse de estos varapalos que ha sufrido y de la que está siendo testigo impotente, aceptando lo que viene a llamarse como “nueva normalidad”. Para ello, trata de no saltarse su rutina de ejercicios y disfrutar de los pequeños placeres que le ofrece la vida, como estar junto a sus seres queridos, ver crecer a sus hijas, arropar a su marido en sus empresas y saber “cuándo apagar el teléfono móvil o la televisión y desconectar”, tal y como asegura en la citada entrevista.

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Michelle Obama tiene una guerra mediática abierta contra Donald Trump, a quien no le perdona los descalificativos dedicados a su marido tras convertirse en su sucesor en la Casa Blanca. En esta entrevista ha nombrado las malas artes del Gobierno ante la crisis sanitaria y por su escaso compromiso para asegurar las calles ante la amenaza racial. Detalles que sí quedaron reflejados sin pudor en el libro ‘Mi historia’, que batió record de ventas en Estados Unidos, y en el que Michelle Obama contaba su versión de los hechos, repasando alguno de los capítulos más importantes de su vida. Desde entonces, las críticas a Trump y su gestión han sido constantes, queriendo advertir al mundo de los peligros que supone tener un mandatario de su talla al frente de una de las grandes potencias mundiales.