Con la emoción contenida y muy agradecido, así ha reaparecido Antonio Resines en televisión. El actor se ha sincerado junto a Toñi Moreno en 'Déjate querer' y ha recordado el episodio más complicado que ha sufrido a nivel personal tras contagiarse de coronavirus. Permaneció casi dos meses en el hospital durante los cuales temió perder la vida. Sobre todo, se ha mostrado muy agradecido a su mujer, Ana Pérez-Lorente. 

Antonio Resines se sincera: "Mi mujer las ha pasado canutas"
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"Mi mujer las ha pasado canutas. Es muy complicado. Yo sé lo que es ir ahí todos los días por alguien que quieres. Vuelves a tu casa y te dan el parte por la noche, pero si no te llaman estás acojonado. Si te llaman tarde, esperas que te digan que se ha muerto. Tienes que tener la cabeza en su sitio para vivir eso". También ha recordado que no ha estado sola: "Mi mujer y mi hijo se han portado maravillosamente bien".

Antonio Resines: "La UCI es un horror"

El actor ha subrayado cómo toda esta historia había "sido un poquito complicada". Sin embargo, ahora se encuentra bien. "Tengo alguna pequeña molestia. Con la ayuda de fisios y rehabilitadores, me enseñaron a andar otra vez. Perdí masa muscular y no me sostenía". Asimismo ha explicado que salió con un "desajuste de palabras" y le costaba expresarse. "La UCI es un horror". Ha recordado que hubo momento en el que los médicos vieron cómo evolucionaba bien, entonces decidieron desentubarle. "Luego me tuvieron que entubar de nuevo. Ahí estuve crítico". 

Antonio Resines alta
© Gtres.

"Me salvó, entre otras cosas, que hubo un médico que me dijo: 'No sabes lo bien que me han sentando tus consejos en Los Serrano para educar a mis hijos'. Aquello me sentó muy bien y partir de ahí empecé a recuperarme". De aquella experiencia complicada saca lo mejor, siente ser una persona muy querida en nuestro país. "Yo lo que me he dado cuenta que la gente me tiene cariño. Sabía que caía mas o menos bien, pero me he quedado impresionado. Solamente con la gente que me ha llamado de mi entorno, había entre 100 y 140 llamadas diarias". 

"Tengo la suerte de que tengo muchos compañeros amigos. Se han portado todos de maravilla. Se han portado todos como bárbaros", ha recalcado. A pesar de ello, ha evitado echarse flores. "Yo soy un tío normal que tengo mis días buenos y malos. No soy un canalla, pero tampoco soy un santo. Lo que me doy cuenta es que he engañado a todo el mundo y piensan que soy un tío estupendo. Cuarenta años engañando a la gente", ha bromeado. Respecto a si tras esta experiencia se ha planteado cambios sustanciales en su día a día, ha reconocido que no. "Yo llevo una vida que me lo paso realmente bien. El único paso es tener un poco de precaución, pero estoy de anticuerpos hasta arriba".

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