Rocío Carrasco quiere a Antonio David en la cárcel. O eso parece. Su guerra personal es como el día de la marmota.

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Antonio David Flores tiene a sus espaldas todo un historial en los tribunales.

Antonio David Flores no puede respirar tranquilo. Y Rocío Carrasco tampoco, aunque ahora sea ella la atacante y ella el que se tendría que defender. Si nada lo impide, se verán las caras en los tribunales. La hija de Rocío Jurado pide cárcel para él, quizás con el ánimo de silenciarle de una vez por todas. Pero en la guerra va a saltar metralla por todas partes. Y sus hijos pueden ser las víctimas colaterales.

Antonio David hizo la semana pasada unas declaraciones que parecen evidenciar cierto temor: "Cuando esté la demanda hablaremos. Esto es desagradable para todos, pero la verdad solo tiene un camino y eso es lo que se tiene que imponer. El pez grande se come al pequeño, espero que en esta ocasión no sea así».

Entiendo que le pez grande es Rocío y el 'pezqueñín' él, pero... ¿qué es lo peor que puede pasar?

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Rocío Jurado ganó un juicio a Antonio David por el que fue condenado, en tercera instancia, a pagar las costas, que ascienden a un millón de euros. La más grande había manifestado que el ex-guardia civil había sido nefasto para su hija.

Antonio David ya sabe lo que es perder un juicio cuyas secuelas sigue padeciendo hoy en día. Cuando demandó a Rocío Jurado, mal asesorado por Rodríguez Menéndez, su abogado en aquel entonces, fue por lo civil y pidió 6 millones de euros de indemnización por unas declaraciones que Rocío Jurado había realizado a la ahora casi nonagenaria periodista argentina Mirtha Legrand. Lo perdió y fue condenado a pagar las costas, un millón de euros, que ahora va pagando en cómodos plazos.

Quizás por eso habla de 'pez grande' cuando se refiere a su ex, quien tampoco parece dispuesta a aflojar la soga. Su enfrentamiento es más legendario que el de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique. Estos, al fin y al cabo, han llegado a treguas temporales, unas más permanentes que otras, y su hija parece haber salido indemne de sus enfrentamientos.

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Tras su separación en 1999, Antonio David Flores y Rocío Carrasco comenzaron una guerra sin cuartel que sigue hoy en día y no tiene visos de solución.

Rocío Carrasco y Antonio David Flores tienen motivos para ser felices, porque ambos parecen estar encantados con sus respectivas parejas y con sus vidas. Sin embargo, parecen decidido a hacérselas imposibles.

Llegará el día en que miren atrás y se arrepientan de muchas cosas, pero nadie escarmienta en cabeza ajena. Aún están a tiempo de volver sobre sus pasos y optar por la paz, aunque sea precaria, aunque les de urticaria, pero siempre será mejor que esto. Creo yo. Que hablo por hablar.