Alessandro Lequio y María Palacios celebran su aniversario de boda en Ámsterdam

María Palacios, por su parte, también ha subido fotos del álbum de su escapada romántica, aunque de manera discreta. Con una foto en la que aparece de espaldas, vestida de manera informal, ilustra uno de sus paseos en bicicleta por la ciudad. "Travel mood con mi bolso", escribe.

María Palacios y Alessandro Lequio se conocieron en 1999 en Palma de Mallorca. Entonces, el italiano copaba todos los titulares del corazón por sus relaciones con mujeres conocidas y su fama de conquistador. Sus colaboraciones habituales en los programas de televisión no fue bien vista por la familia de ella, de corte tradicional. A pesar de todo, estuvieron juntos hasta el año 2007. En marzo de ese año, después de casi ocho años juntos, la pareja anunciaba su separación. "Ha sido una separación pacífica, acordada y meditada", explicaba él en el programa de Ana Rosa Quintana, donde todavía trabaja como tertuliano. Y aunque todo apuntaba a que se trataba de una ruptura definitiva, poco después volvieron. Y anunciaron que se iban a casar.

Lequio y María Palacios se convirtieron en marido y mujer en el año 2008

La boda se celebró el 15 de noviembre de 2008 y tuvo lugar en la iglesia del antiguo monasterio de Santa María de Sacramenia en Segovia ante la presencia de unos 150 invitados. Tres años más tarde, ambos hablaban de sus deseos de tener un hijo en común; el primero para ella y el tercero para él, que ya era padre de dos chicos: Clemente, fruto de su matrimonio con Antonia Dell'Atte, y de Aless, nacido de su idilio con Ana Obregón.

En el verano de 2016 nació Ginevra Ena, un nombre que le pusieron en honor a la reina Victoria Eugenia, bisabuela de Lequio. Cuatro meses más tarde, coincidiendo con el octavo aniversario de su boda, bautizaron a la pequeña en el palacio de la familia Torlonia en Roma con Ana Rosa Quintana como madrina y Álex Lequio como padrino. Cuando este falleció, el 13 de marzo de 2020, como consecuencia del cáncer que padecía, María Palacios se convirtió, más que nunca, en el pilar fundamental en el que se se apoyó Lequio para afrontar el dolorosísimo duelo por la muerte de su hijo.