Cuando aún no se han apagado los ecos de los “altibajos” matrimoniales de Felipe y Letizia, según Cortázar, una o dos veces por semana, dependiendo de su agenda, la princesa de Asturias acude a casa de unos amigos, Javier López Madrid y Silvia Villar, íntimos del príncipe Felipe, donde recibe clases de una monitora en yoga. Esta disciplina física y mental , originaria de la India, ayuda a relajarse, aumenta la elasticidad, y mejora la respiración. Sin duda, unos grandes beneficios si tenemos en cuenta los comentarios que apuntan al fuette carácter de la princesa, a quien le cuesta controlar sus reacciones incluso en público.

Felipe y Letizia intentan mantenerse unidos para superar dificultades personales e institucionales.

En estas sesiones de yoga también suele participar, según la mencionada información, Mónica Sánchez Navarro, la esposa de Ricky Fuster, con lo que parece que Letizia mantiene una estrecha relación con los amigos de Felipe, algo que también se ha puesto en duda.  La princesa trabaja habitualmente su cuerpo en el gimnasio de Zarzuela con la ayuda de un entrenador y también hace Zumba, la disciplina de moda en los gimnasios.

A la actividad física, la princesa une un escrupuloso cuidado con su dieta y también la de sus hijas (Leonor llegó a comentar las propiedades antioxidantes de las verduras), incluyendo alimentos ecológicos y productos de herbolario. Todo parece poco para cuidar la salud y buscar el equlibrio teniendo en cuenta las dificultades que Letizia parece haber encontrado para encajar en su papel de princesa, acrecentadas por el descrédito que afecta a la Corona a raiz del Caso Nóos.