Rosquillas de anís, un dulce para recordar la infancia

Resumen de la receta
Todos los trucos e ingredientes para hacer unas rosquillas como las harían nuestras abuelas.
Lleva en nuestro recetario siglos, pero es uno de esos dulces que se han visto un poco opacados por la llegada de otros platos del mundo. Pero si eres de los que aún quieren volver a saborear esta receta y no la tienes archivada en la memoria, vamos a echarte una mano para que las rosquillas te salgan como las de tu abuela.
Un sabor de siempre
Porque esta receta es de esas que se entrelazan en la memoria con los recuerdos personales. De hecho, podría decirse que son el equivalente de la magdalena de Proust para muchos españoles, al menos de un par de generaciones. Eso sí, son un poco más calóricas, especialmente si se sigue la receta tradicional y se añade manteca en vez de aceite en la masa.
La versión que aquí os dejamos está preparada con ese oro líquido del que podemos presumir en nuestro país. Esto puede variar un poco el sabor para aquellos que estaban acostumbrados a esa versión más grasienta. Pero tenemos que decir que la diferencia es mínima en sabor y se gana en valor nutricional y también en facilidad para encontrar los ingredientes en el armario de casa.
El origen del plato
Los expertos se debaten. Hay quien opina que los antecedentes de este dulce están en la época romana y hay quien apunta a que es parte de la herencia que los árabes nos legaron en su paso por la península Ibérica. De ser así, resultaría curioso que la versión que ha llegado hasta nosotros sea la que incluye manteca de cerdo, siendo este un animal considerado impuro por los musulmanes.
Sea como fuere, está en el recetario popular español desde hace siglos, aunque en un comienzo se acompañaban de miel. Y también aunque los relatores de su versión americana, el donut, atribuyan a Holanda y a uno de sus marineros el invento del famoso agujero que tienen en el centro (aquí encontrarás la receta de los donuts).
Trucos y secretos
Aquí no hay golpe en el centro para hacer los agujeros. Las rosquillas se crean a mano, amasando la mezcla hasta darle esa forma que permite que la fritura sea homogénea (si fuese un bollo totalmente redondo podría quedar cruda la parte central al freírlo).
Como con todo aquello que va frito hay que tener cuidado con la temperatura del aceite. Tiene que estar bien caliente antes de sumergir en ella la masa ya con la forma de rosquilla, pero hay que tener cuidado de no pasarse, porque si no, se nos puede quemar tanto el aceite como todo aquello que sumerjamos en ella.
¿Qué necesitas?
- 3 huevos
- ½ vaso de anís
- 1 vaso de aceite
- ralladura de un limón
- 50 gr de azúcar (2 cucharadas soperas)
- 400-500 gr de harina
- aceite para freírlas
- 2 vasos de agua
- 1 vaso de azúcar
Para las rosquillas
Para el almíbar
¿Cómo se prepara?

Batir las claras a punto de nieve flojo, añadir las yemas, el anís, el aceite, la ralladura de limón y el azúcar. Mezclar bien y añadir poco a poco la harina que se necesite para una masa blanda.

Pasar las manos por harina y formar unas bolas de igual tamaño, aplastarlas en forma de galletas pequeñas, juntarlas de dos en dos y perforar el centro de ambas para formar una rosquilla.

Freírlas en abundante aceite no demasiado caliente y sumergirlas en el almíbar para que den unos hervores. Almíbar: Disolver en un cazo el azúcar en el agua y cocerlo 5 minutos.
- CLASIFICACIÓN DE LA RECETA
- Categoría: pan, masas y bollería, postres y dulces
- Tipo de cocina: asturiana, cántabra, castellano-leonesa, española
- Otras características: bizcochos, bollos, de invierno, de semana santa, desayuno, pasteles
- INGREDIENTES PRINCIPALES
- Huevos
- Aceite de girasol
- Harina