Japón tiene estos días el corazón en el puño, ante la posibilidad de que su emperatriz, Michiki de Japón, esposa del emperador Akihito, pueda perder la batalla contra el cáncer de mama contra el que lucha desde hace varios meses. A sus 85 años, la emperatriz fue operada hace tan solo tres meses de un cáncer de mama pero, lejos de recuperar la salud, sus últimas apariciones públicas han sumado preocupación a su estado. Últimamente se le ha visto mucho más delgada y demacrada, sin fuerzas y siempre escudada por ayudantes.

Desde la casa imperial y su gabinete de prensa han querido tranquilizar al pueblo, asegurando que su pérdida de peso y desmejoramiento físico se debe tan solo al estrés que ha sufrido en los últimos meses y no al tratamiento hormonal al que se ha visto sometida tras su operación por cáncer de mama.

Michiko

¿Por qué sufre estrés? Desde diversos medios internacionales se asegura que la emperatriz Michiko de Japón ha sufrido un pico alto de estrés tras la abdicación de su marido y la entronización de su hijo como emperador, Naruhito. Los nervios le han jugado una mala pasada, provocando una evidente pérdida de peso desde la pasada primavera, que no ha logrado atajar. Esto, unido a su avanzada edad y los numerosos problemas de salud que arrastra ha hecho saltar todas las alarmas en el país nipón.

Michiko

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Y es que la emperatriz Michiko de Japón lleva arrastrando muchos problemas de salud que van más allá del tumor que se le detectó en el pecho izquierdo. Además del cáncer, ha sido diagnosticada de una anomalía en una válvula del corazón y el ritmo cardiaco irregular. Antes de esto tuvo que pasar por quirófano para operarse de cataratas en ambos ojos. Sea como fuere y tras haber superado con éxito estos problemas, según dicen desde la casa imperial, su pueblo sigue temiendo por su vida.