Como cada año por estas fechas, Sus Majestades han recibido a los Embajadores y personal diplomático con credenciales en nuestro país. Y qué mejor sitio para ello que el Palacio Real de Madrid, al que han acudido alrededor de 250 invitados. El acto ha comenzado con un besamanos presidido por Don Felipe y Doña Letizia. Junto a ellos permanecían de pie el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, ambos con sus respectivas esposas.
Tras los saludos, celebrados en la Saleta Gasparini, los Reyes y sus invitados pasaron al Salón del Trono. El Nuncio Apostólico de Su Santidad el Papa, monseñor Renzo Fratini, como decano del cuerpo diplomático acreditado en España, ofreció unas palabras de cortesía, seguidas por el discurso de Don Felipe, que comenzó dedicando «un recuerdo lleno de emoción a las víctimas de los ataques terroristas que han golpeado en diversas partes del mundo» y al compromiso de nuestro país en su erradicación.
El Rey Felipe hizo un repaso por los diversos continentes, poniendo especial énfasis en nuestro entorno europeo: «Somos conscientes de que el proyecto europeo es hoy puesto en cuestión (…) Es tiempo para una mejor Europa, no para deshacer lo mucho y bueno construido, ni para retroceder (…). Sabemos bien dónde nos llevaría el camino de retorno: a una Europa egoísta y ensimismada, de nacionalismos enfrentados, con más fronteras y barreras a la prosperidad, a la movilidad de nuestros ciudadanos y a la circulación de bienes e ideas. Ese es un lugar al que no deseamos volver».
Después de sus palabras, la recepción finalizó con el habitual cóctel en la Sala de Columnas del Palacio Real, al que la prensa no estaba invitada.
Los Reyes, dirigiéndose al Salón del Trono tras el besamanos.