Este domingo tuvo lugar una de las principales citas con el motor del calendario anual: el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1. Una cita a la que la familia Grimaldi no falta desde hace décadas, pues supone un enorme espaldarazo para el Principado. Esta edición no han faltado Alberto y Charlene de Mónaco disfrutando de las carreras desde la grada de honor. Aunque ha sido la princesa la que ha acaparado miradas y comentarios, no solo por su llamativo look (con un vestido largo con líneas de colores y nuevo color de pelo moreno), sino también por su errática actitud y seriedad. Su rostro lo decía todo, sin decir nada.

El llamativo 'rostro de piedra' de la princesa Charlène en el Gran Premio de Mónaco
Gtres.

A pesar de que atrás queda la durísima etapa en la que sus problemas de salud, complicados con una pandemia de por medio, la obligaron a estar más de medio año alejada de los suyos en Sudáfrica, Charlène de Mónaco no deja de estar bajo sospecha. Sus ausencias intermitentes de la vida oficial, unidas a los constantes rumores sobre una supuesta crisis matrimonial, no cesan de perseguirla. Cuando a todo esto se suman momentos de escasa o nula complicidad en público con su esposo, el cóctel está servido. ¿Qué le pasa a la princesa?

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Este pasado domingo Mónaco volvió a convertirse en el centro de atención deportivo y social. Charlène de Mónaco dio la sorpresa acompañando a su marido y estaba fantástica con un vestido largo sin mangas y con jaretas de colores de Akris, su firma favorita. Su precio supera los 4.000 euros, lo cual confirma lo selecto del armario de la princesa y cómo se gana a pulso ocupar el primer puesto de las 'royals' que más gastan en ropa durante el año, al menos según la web Ufo No More.

El llamativo 'rostro de piedra' de la princesa Charlène en el Gran Premio de Mónaco
Gtres.

Además, Charlène ha cambiado su estilo capilar y ahora ya no es rubia ni platino ni lleva mechas, tal y como han sido sus últimos looks. Ahora es sencillamente morena, un color que no había probado antes. También ha ganado unos kilitos tras las penurias pasadas y ha refrescado algunos de sus retoques estéticos. Estaba muy guapa, sí, pero ¿triste?

UN GESTO CONGELADO

Durante la retransmisión de la carrera a nadie le pasó inadvertido el 'rostro de piedra' que gastaba la esposa del soberano. Un rostro casi impenetrable, que no transmitía expresión ni emoción. Los pocos momentos de interacción con el príncipe Alberto eran favorecidos por el propio monarca y tampoco obtenían una respuesta demasiado entusiasta. Seria, con la mirada perdida y sin sonreír. Tan solo atisbamos un gesto más relajado cuando entregó el trofeo al piloto español Fernando Alonso, que finalizó la prueba en segunda posición. Y posteriormente, en el 'backstage' del circuito, en una foto posando en familia con sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, de ocho años.

El llamativo 'rostro de piedra' de la princesa Charlène en el Gran Premio de Mónaco
Palais Princier.

Charlène de Mónaco, de 45 años, lleva casi doce años casada con el príncipe Alberto. En el último año la princesa ha recuperado el tono físico y una aparente tranquilidad mental para continuar asumiendo sus compromisos oficiales, aunque de vez en cuando 'desaparezca' sin previo aviso. En el Principado siempre ha habido cierto hermetismo sobre su estado, aunque de las escasas ocasiones que la protagonista ha hablado se trasluce su dura batalla por la salud: "El camino ha sido largo, difícil y doloroso", llegó a declarar.