Este mes, la revista Vogue publica un artículo en el que habla del masaje Kobido que realizo en mis centros. Para mí, esta técnica oriental, que conocí hace ya muchos años, es el punto de partida para combatir la flacidez; de hecho lo llaman el lifting facial japonés, porque redefine el óvalo facial de una forma totalmente natural. Para quienes no lo conozcáis, os diré que es un ritual que combina distintos masajes: shiatsu, rotaciones, estiramientos, percusión, etc., y muchísimos movimientos que trabajan las estructuras más profundas, redefiniendo así el óvalo.

Los que me conocéis, sabéis que fui pionera en incorporar la filosofía oriental a la estética en España, que abogo siempre por los protocolos asiáticos y su forma de entender la belleza de una manera holística, y mi gran descubrimiento fue el masaje Kobido. Si lo traducimos, significa “antiguo camino de la belleza”, y fue durante siglos la terapia favorita de las emperatrices japonesas, imaginaos qué nivel.

Hoy es una de las técnicas manuales más eficaces que existen, y tiene además otra ventaja: acompaña perfectamente a cualquier otra técnica reafirmante, sea de aparatología o meramente cosmética. Por ejemplo, puede ir ligado al último protocolo que hemos incorporado en nuestros centros para luchar contra el descolgamiento facial y corporal: Sublimlift, de la casa Starlift Lasers, a base de ultrasonidos focalizados de altísima intensidad, que sin embargo, no es un método invasivo y no duele, pero sí es efectivo. A mis centros no se viene a sufrir, sino a relajarse, disfrutar, y a salir con resultados reales y demostrados. Quien prueba Kobido, se engancha, os lo aseguro. Además, tanto las profesionales que trabajan en mis centros como yo misma, os enseñaremos los pasos para que podáis realizarlo desde casa. ¿Qué os parece?