Aprovechando que estamos en Navidad y nuestras agendas se llenan de eventos familiares y festivos donde comer bien es una prioridad, Mar Saura retransmite a través de sus stories deInstagram cómo es el paso a paso de uno de sus platos favoritos: la pasta con trufa, guisantes, setas y espárragos. Un manjar al que no hemos podido resistirnos. ¿Lo mejor? Es una receta sencilla y fácil de hacer que no te llevará mucho tiempo.
Mar es asidua a cocinar con trufa negra, una de las delicatessen de la gastronomía que convierte cualquier plato en protagonista. La modelo demuestra que no hace falta una elaboración compleja para que un plato sencillo se convierta en pura magia.
El ingrediente estrella: la trufa
Mar Saura presume de ser una gran cocinera. Le gusta mezclar ingredientes culinarios de altura; como la trufa, con platos convencionales; como la pasta. Y aunque cuenta con una agenda muy apretada, le encanta cocinar cuando está en casa. Para la receta de hoy se nutre de uno de los manjares más aclamadosy cotizados en lo que a alimentación se refiere: la trufa negra. Un hongo subterráneo que no tiene nada que ver con las trufas de chocolate. Es conocido como “el diamante de la cocina”, por su aroma y textura.
Además de su agradable sabor, tiene beneficios para la salud. Ayuda al buen funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso, mejora la anemia, y favorece la circulación sanguínea. Además de ser rico en minerales y vitaminas, también tiene un alto contenido en fibra y es muy baja en calorías. Eso sí, es muy delicada a la hora de cocinar. Toma nota de cómo lo cocina la empresaria y conseguirás que tu plato sea difícil de olvidar. En nuestra galería te dejamos el paso a paso detallado, para que no se escape ningún detalle.
Un truco para rallar bien la trufa
Para sacar el máximo partido a la trufa es fundamental contar con un rallador especial para trufas. Este utensilio tiene de particular que es capaz de hacer las virutas mucho más finas debido a sus cuchillas mucho más diminutas que los ralladores común. Pero, ¡qué no cunda el pánico! Aunque no sea lo más idóneo, también puedes usar un rallador ‘normal’ de los que tengas por casa. Aunque, eso sí, procura que los dientes estén bien afilados.